la economía de Estados Unidos se contrajo un 31,7% en su tasa anualizada según la segunda revisión publicada por el Buró de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés) del Departamento de Comercio del país. Una mejora desde el 32,9% estimado inicialmente.
En la segunda estimación, la revisión al alza de 1,2 puntos porcentuales reflejó principalmente tímidas mejoras al alza de la inversión en inventarios privados y en el gasto de consumo personal (PCE). También se dio a conocer el efecto de la pandemia en los beneficios empresariales, que cayeron entre los meses de abril a junio en 226.900 millones de dólares, un 11,1% menos con respecto al primer trimestre y un 20,1% cuando se compara con el mismo trimestre del año anterior.
Pese a las mejoras anunciadas, la disminución en el PIB real reflejó disminuciones en el PCE, exportaciones, inversión de inventario privado, inversión fija no residencial, inversión fija residencial y gasto del gobierno estatal y local que fueron parcialmente compensados por un aumento en el gasto del gobierno federal. Las importaciones, que son una resta en el cálculo del PIB, también registraron caídas.
Ni la Gran Recesión ni ninguna de las más de tres docenas de crisis económicas en los últimos dos siglos han causado una contracción tan profunda de la actividad económica en un período de tiempo tan corto. El PIB se contrajo alrededor de un 9,1% en el segundo trimestre con respecto al primero, cuatro décimas menos de lo proyectado en julio, lo que equivale a un ritimo anualizado de casi el 32%.
De este modo, a pesar del desplome sufrido en el segundo trimestre, el impacto de la pandemia de coronavirus en la economía estadounidense ha sido algo menos violento que en el caso de la zona euro, donde el PIB retrocedió un 12,1% respecto del primer trimestre, cuando ya había bajado un 3,6%, mientras que en Reino Unido la contracción económica alcanzó el 20,4% entre abril y junio.
Si ponemos en perspectiva el dato anualizado (31,7%), el peor trimestre durante la crisis financiera de 2008 provocó una contracción del 8,4% del PIB en los últimos tres meses de dicho año. Previamente, la mayor caída trimestral fue del 10% en el primer trimestre de 1958 mientras que la cifra del segundo trimestre de 2020 se postula como la peor desde que comenzasen a registrarse estos datos allá por 1947. No obstante, se considera que la peor contracción de la historia del país ocurrió en el segundo trimestre de 1921.
Entre los meses de abril y junio, el punto álgido de la pandemia y las medidas de confinamiento, las empresas cerraron y millones de trabajadores perdieron sus empleos. Un repunte en la contratación a medida que se volvió a reanudar la actividad a mediados de mayo y comienzos de junio sugiere que la economía se recuperará en el tercer trimestre, cuando se prevé un crecimiento estimado en alrededor del 20% anualizado.
Pero los economistas consideran que una recuperación total está todavía lejos dado que la pandemia aún no se ha contenido y múltiples ayudas del gobierno federal, como parte de las medidas de estímulo, expiraron a finales de julio.
La tasa de paro se situó el pasado mes en el 10,2% y aproximadamente 1 millón de personas solicitan ayuda por desempleo cada semana, incluso cuando la cantidad de subsidios que reciben se ha reducido. Por su parte, la confianza del consumidor ha caído hasta mínimos en seis años.
Pese a que el S&P 500 y el Nasdaq han recuperado máximos históricos y las ventas de viviendas están aumentando, la economía en general muestra todavía síntomas de estancamiento y millones de personas se enfrentan a posibles desahucios ante la falta de un acuerdo en el Congreso para activar un nuevo paquete de estímulo.
En marzo, el Gobierno y el Congreso de EEUU aprobaron un paquete de estímulo económico de 2,2 billones de dólares, el mayor de la historia moderna del país, con el objetivo de contrarrestar los efectos de la pandemia del coronavirus, pero la gravedad de la situación ha demostrado que fue insuficiente.
Ese primer paquete de estímulo fue el triple del puesto en práctica en 2008 tras el estallido de la crisis financiera, que ascendió a 700.000 millones de dólares, pero el Gobierno y los legisladores no se han puesto de acuerdo aún en un segundo paquete de estímulo, que los republicanos valoraron en 1 billón de dólares, muy por debajo del plan demócrata, estimado en 3 billones de dólares y que fue rechazado por los conservadores.
Fuente: José Luis de Haro