Las ventas de viviendas unifamiliares nuevas aumentaron a su nivel más alto en casi 14 años en agosto, lo que sugiere que el mercado de la vivienda continuó ganando impulso incluso cuando la recuperación de la economía de la recesión del COVID-19 parece estar desacelerándose.
El Departamento de Comercio dijo el jueves que las ventas de viviendas nuevas aumentaron un 4,8% a una tasa anual ajustada estacionalmente de 1.011 millones de unidades el mes pasado, el nivel más alto desde septiembre de 2006. Las ventas de viviendas nuevas se contabilizan en la firma de un contrato, lo que las convierte en un indicador líder del mercado inmobiliario.
El ritmo de ventas de julio se revisó al alza a 965,000 unidades de las 901,000 unidades reportadas anteriormente. Los economistas encuestados habían pronosticado que las ventas de viviendas nuevas, que representan alrededor del 14% de las ventas del mercado de la vivienda, caerían un 1% a una tasa de 895.000 unidades.
“El peligro es que la morosidad vertiginosa obligue a los prestamistas a retirarse para preservar el capital, reduciendo así la oferta de crédito hipotecario”, comentó Ian Shepherdson, economista jefe de Pantheon Macroeconomics. Si esas morosidades eventualmente se convierten en ejecuciones hipotecarias, los precios de las viviendas caerán y las tasas hipotecarias probablemente subirán, reajustando el mercado general de ventas.
Los constructores ya están teniendo problemas para seguir el ritmo de la demanda y los costos de los materiales están aumentando rápidamente, lo que se sumará a una presión al alza sobre los precios de las viviendas nuevas, lo que significa que la asequibilidad será más sensible a cualquier aumento dado en las tasas de interés hipotecarias. Y, con el mercado laboral aún en mal estado, es razonable cuestionar cuánto tiempo se puede mantener la fortaleza de la demanda observada en los últimos meses, incluso sin un aumento significativo en las tasas de interés hipotecarias ”, Richard Moody, director economista de Regions Financial Corp.
